Holyrood Church 715 West 179 Street, Upper West side Manhattan, USA, 212-923-3770

¡Escucha con el oído del corazón!

 

 

Buenos días, feliz jueves y muchas bendiciones.

 

El evangelio de hoy (Mateo

7:21

, 24-27) narra el final del discurso en la montaña. El discurso de la montaña es una nueva lectura de la Ley de Dios. Comienza con las Bienaventuranzas (Mateo 5: 1-12) y termina con la casa construida sobre la roca.

 

Este Evangelio nos recuerda que no es suficiente escuchar las palabras de Jesús. Solo tienen poder cuando actuamos sobre ellas. ¿Qué significa "actuar" según las palabras de Jesús en mi vida? ¿Puedo ver concretamente dónde mi acción surge de la fe y la oración? ¿Me desafían las palabras de Jesús sobre los momentos de demora o falta de dirección cuando esquivo el llamado? ¿Puedo estar abierto, ahora mismo, a escuchar la voluntad de Dios, llamándome, de maneras pequeñas y grandes, a la vida? Este Evangelio, como muchas otras narraciones de la Biblia, contiene un lenguaje para personas que pueden oír. Siempre me pregunto, ¿cómo se sentirían mis hermanos y hermanas sordas con todas estas descripciones?

 

Sin embargo, tod@s sabemos que existe una clara diferencia entre escuchar y oír. Escuchar es mucho más simple que oír. Cuando escucho a la otra persona, escucho literalmente sus palabras y el contenido. Sin embargo, es posible que no oiga las capas de emoción o significado que esa persona puede estar tratando de transmitir. Cuando realmente prestamos atención a lo que dice otra persona, no solo oímos sus palabras, también estamos atent@s a su tono de voz, expresión facial, nivel de ansiedad o sensación de calma. También podemos tener una idea de lo que no han dicho.

 

Pasamos gran parte del día escuchando lo que dicen los demás. Y esto es apropiado. La mayoría de nuestras conversaciones son conversaciones funcionales o casuales. Sin embargo, ¿lo reconocemos cuando otra persona necesita que le oigamos de verdad? A veces, tod@s necesitamos a alguien que haga más que simplemente escuchar nuestras palabras. Necesitamos personas en nuestras vidas que se tomen el tiempo para oírnos verdaderamente.

 

Sin embargo, Jesús también quiere que le oigamos. Él desea que realmente prestemos atención a lo que está diciendo. En su Santa Regla, san Benito nos instruye: "¡escucha con el oído de tu corazón!" Con la Regla de San Benito, podemos encontrar una hermosa esperanza para quienes oyen y quienes no oyen.

 

La tarea del evangelio de hoy no es decirnos a ningun@ de nosotr@s todo lo que necesitamos saber sobre la vida. Este evangelio tiene una simple tarea: hacer que oigamos a Jesús continuamente y vivamos de acuerdo con lo que oimos. El evangelio de hoy nos llama a una audiencia, a una atención, que no es de una vez para siempre, sino continua y nunca termina.

 

Sin embargo, oír a Jesús mientras viaja con nosotr@s por la vida no es un asunto fácil. ¿Por qué? Porque otras voces contrarias compiten por nuestra atención. Estas otras voces pueden ser fuertes, insistentes y seductoras. Sin revelarlo, nos llaman a vivir vidas ostentosas, pequeñas, aburridas y egoístas. Mientras tanto, Jesús nos invita a ser compañer@s de él en la cruz, y desde esa altura a mirar con amor al mundo entero. El desafío de seguir oyendo a Jesús, con nuestro corazón, es tan grande que necesitamos la ayuda que solo llega a través del contacto con otras personas comprometidas en el mismo esfuerzo.

 

Y debido a que para Jesús el discurso y la acción no están separados, él quiere que lo que dice se convierta en realidad, entrar en el mundo donde vivimos y marcar una diferencia entre nosotr@s. Él quiere que no solo oigamos su palabra, sino que la vivamos.

 

Bendiciones

 

Padre Luis +

Date news: 
Jueves, Diciembre 3, 2020 - 13:15

Ministerio en el tiempo del Coronavirus (Covid 19): Prevenir, curar y acompañar

Ahora tenemos que darle forma a lo que algun@s han comenzado a llamar; La Iglesia en Casa. Aunque yo me sigo preguntando; ¿qué hacen quienes no tienen un hogar? Por esto a la misma vez, estoy declarando desde hoy en nuestra Iglesia Santa Cruz una jornada de cuaresma de oración, ayuno y leer la Biblia en el Tiempo del Coronavirus.

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